miércoles, 10 de abril de 2013

La prospera y verde aldea de Feldheim


Las 45 familias en el pueblo de Feldheim, en la antigua Alemania Oriental, son totalmente autosuficientes. La aldea ya no está conectada a la red nacional de electricidad, y con ello es única en Alemania y en el mundo.


En 1996 la aldea estaba en franca decadencia, como fue el caso con muchos pueblos de la antigua Alemania Oriental. La juventud se había marchado; las prestaciones sociales se redujeron drásticamente y no se presentaban nuevos puesto de trabajo.

Pero entonces aparecieron los planes para un parque de molinos de viento y el parque se construyó en dos años, ahora hay 43 molinos, no son propiedad de la aldea, pero si lo es el suelo que arriendan para el parque, así, se benefician de la energía y tienen influencia gracias al contrato.


No fue el gobierno central el que decidió construir un parque de molinos de viento y que determinó todo, fueron los propios habitantes, cada uno de los vecinos ha aportado 3.000 euros para construir la red local para que Feldheim sea totalmente autosuficiente. Los habitantes de Feldheim son copropietarios, participan en la toma de decisiones y son totalmente independientes de las grandes empresas de energía.

Hace 5 años construyeron una planta de biogás de 500 kW que genera 4GWh de electricidad al año y 12.000 m³ de digestato que se devuelve a los campos como fertilizante a través de la cooperativa local de agricultores y ganaderos, encargada de gestionar la planta y suministrar la materia prima.


El calor producido durante la generación de electricidad se inyecta a un sistema de calefacción centralizado que suministra calefacción y agua caliente sanitaria a las viviendas, a las granjas y a las empresas. La energía eléctrica generada localmente se consume en el propio municipio a través de la red eléctrica local. 

En Feldheim no hay desempleo, mientras que algunos municipios de los alrededores registran tasas de hasta un 30% de paro, esto es gracias en parte a la fábrica de paneles solares ubicada en el pueblo que aporta 21 puestos de trabajo locales.


Los 154 habitantes de Feldheim se ahorran 160.000 litros de gasóleo al año, lo que contribuye a reducir la dependencia energética del exterior, las emisiones de CO2 y todo a un precio de la energía mucho más barato.

En la aldea pagan el kwh un 31% más barato, que el precio que establece las grandes empresas suministradoras, y un 10% menos por la energía térmica.

Es cierto que el ejemplo es de una pequeña aldea y no de una macrociudad, pero es un buen ejemplo. Ya hay grandes ciudades que caminan en la misma dirección.

Hamburgo, una gran ciudad en el camino de ser una ciudad verde

Hamburgo tiene más de 4 millones de habitantes y es un gran centro industrial pero con la vista puesta en la mejora de la calidad del aire y el agua, así como en la conservación de la naturaleza, con la firme intención de reducir para 2020 sus emisiones de CO2 en un 40% y para 2050 en un 80%.

La ciudad cuenta con 11.657 km de líneas de autobús con 10.426 paradas, el 99% de los ciudadanos tienen una a menos de 300 m. Los parques públicos, zonas recreativas y bosques ocupan el 16,8% del municipio, el 89% de la población vive a menos de 300 m de un parque y cada semana, un millón de personas los utiliza para actividades de ocio.

Pero si hay algo que nos ha llamado su atención, es el programa “Empresas por la protección de los recursos”, a través del cual se han realizado más de 1.000 proyectos y cuyo objetivo es fomentar entre las empresas, inversiones voluntarias en mejoras de eficiencia energética y del uso de los recursos. ¡Por cada euro que invierte el gobierno local, las empresas aportan otros diez!


Estocolmo, la primera ciudad “Green Capital”

Tienen el barrio más eficiente del mundo (Hammarby Sjostad), con 11.000 viviendas, situado en el sur de Estocolmo en una antigua zona portuaria (antiguamente una de las zonas más contaminadas de la ciudad), y se le conoce como “SymbioCity”.

En menos de 5 años el impacto medioambiental se ha reducido en más del 50%. En SymbioCity todos los recursos empleados son reutilizados y reciclados: la basura orgánica se recicla en biosólidos que servirán como abono para plantas de las que se extraerá biofuel empleado en las casas transformado en energía eléctrica y calorífica, el agua de lluvia, manejada a través de canales, es empleado para su uso en los baños… se emplean diversas fuentes de energía natural: como energía solar con paneles integrados en las viviendas o energía eólica con un parque de molinos de viento, así como sistemas pasivos de arquitectura bioclimática.

El 80% de sus 26.000 habitantes se traslada por medios sostenibles (andando, bicicleta, transporte público o tranvía eléctrico) gracias al planeamiento urbano que dispone todos los servicios lo suficientemente cerca para reducir a día de hoy un 40% el uso de coche privado.

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